Mi coleta y yo
No suelo escribir en primera persona, pero hoy tengo que hacer una excepción, hoy voy a ser un poco egocéntrico, hoy necesito gritar.
Hace más de 20 años, algunos más, pero mejor no poner fechas, un pedazo de pan, quería decir un panadero, me dijo…. “ Luis, ¿te vienes a trabajar conmigo? “, yo que venía de la alta dirección de una empresa TIC y muy, pero que muy cansado de de llegar a casa con unos niveles de estrés insoportables, dolor de pecho diario, insomnios, casi sin pensarlo le dije un SI rotundo, un SI sin condiciones, tenía claro que el dinero no era lo más importante, ¿de que me servían a mí las más de 650.000 de las antiguas pesetas que cobraba todos los meses?, una pasta si tenemos en cuenta que hace más de 20 años, pero pensando con frialdad, el dinero me habría enterrado.
En ese preciso momento, empecé a dejarme crecer el pelo, un punto de rebeldía frente a los años de chaqueta, corbata y gomina, un punto que incluso gustaba a Manuel, decía que me daba personalidad y que me hizo ganar el apodo de “el colas” entre mis compañeros de trabajo.
Una vez incorporado, la primera pregunta que tenía para Manuel era obvia...
L- ¿Qué quieres que haga?,
él respondió,
M- no lo sé, ya veremos, de momento ayúdame a abrir tiendas.
Juntos fuimos creando la imagen, hasta que un día, en uno de nuestras reuniones (el café de las mañanas), le dije…
L- Manuel, empezamos a tener una imagen de tienda en Murcia, ¿cuándo vamos a hacer lo mismo en le central?,
su contestación fue…
M- si lo ves necesario, adelante.
Al día siguiente, en nuestra reunión diaria, (otro café), le dije…
L- ¿me dejas poner en marcha ese sueño que tantas veces me has contado?,
M- ¿cuál de ellos? Respondió,
L- el de tener tu horno de leña, ese horno moruno, hecho con atobas de barro,
la respuesta también fue rápida,
M- Luis, ahora mismo no puedo, no puedo darme ese capricho.
Solo pasaron 24 horas desde esa reunión a la siguiente, mientras movía la cucharilla del café, me dijo,
M-he estado pensando en lo que me dijiste ayer, no he conseguido quitármelo de la cabeza, trabajo de sol a sol, creo que puedo permitirme un capricho, Luis pon en marcha mi sueño.
Esta era la imagen de la central en aquel momento. A la derecha una pequeña oficina, a la izquierda una tienda con estanterías blancas
Panadería La Colegiala Comienzos
Y así quedo unos meses más tarde….
Tienda La Colegiala
Manuel encantado con la nueva imagen de su panadería me permitió organizar una inauguración por todo lo alto, de esas que no sabes cómo van a salir, de las que ponen nervioso. Primero envío de Saludas a políticos y medios de comunicación, segundo confirmación de asistencia, dios…, nervios, todos decían que si… Llego el día, a las 7 de la tarde políticos, prensa y amigos querían conocer lo que “sin querer” la prensa había bautizado como EL MUSEO DEL PAN, un pequeño espacio de no más 20 metros cuadrados con un horno hecho a mano, atoba a atoba, pisando el barro nosotros mismos.
Sobre las 11 de la mañana empezó a llover, Manuel nervioso me pregunto...
M- ¿lo anulamos?,
L- imposible Manuel, con el nivel de convocatoria que hemos conseguido esto no se puede anular,
M- pero ¿dónde metemos a tanta gente?,
L- no te preocupes, eso déjalo en mis manos.
NO, yo no tenía una varita mágica, sencillamente tenía que tranquilizar a un hombre muy muy nervioso por lo que pudiera ocurrir y para ello, no podía demostrar que yo también estaba nervioso. Salí corriendo, compre unas carpas, y cruce los dedos. Paro de llover, salió el sol, y a las 7 de la tarde empezaron a llegar los invitados.
Al poco de empezar un amigo de la prensa me dijo, dile a Manuel que atienda a los políticos porque a este tipo de actos vienen y en 10 minutos se marchan, de allí no se marchó nadie hasta pasadas las 10,30 de la noche, Manuel después de enseñar su horno, su “MUSEO DEL PAN”, puso a todo el mundo a tocar la masa, a hacer PAN, lo mismo le daba que fuera el Alcalde de Murcia, que el Consejero de Industria, el Director del Instituto de Fomento que el Presidente de la Peñas Huertanas, todos los que pasaron por allí ese día hicieron su propio PAN en el horno de Manuel.
Al terminar, según lo planeado, Manuel subió a su despacho a cambiar la bata de panadero, por la chaqueta y corbata. Para mí, unos de los recuerdos imborrables, un momento que no olvidaré jamás, los nervios no le permitían ponerse la corbata, así que mientras repasábamos su pequeño discurso de agradecimiento, yo le ayudaba con el nudo, notaba su temblor, yo cambiaba de vez en cuando la conversación, venga Manuel, ahora la chaqueta, vamos que nos esperan, esos 5 minutos fueron nuestros, los dos solos, los dos nerviosos, los dos temblando, pero los dos contentos.
Dio su pequeño discurso, con voz entre cortada, tan nervioso como sincero, tan humano, tan panadero, tan Manuel, que arrancó los aplausos de todos, incluso provoco, que de forma improvisada, el Alcalde de Murcia, también dijera unas palabras.
Así termino ese acto de inauguración, y vuelvo a ser egocéntrico y vuelvo a hablar de mí. Ese día mi trabajo consistía en estar justo detrás de Manuel, pegadito a él, ayudando en todo, pero sin hacerme presente, avisándole de lo que creía importante, Manuel atiende a …, ahora vamos con…., tenemos que hacer esto, ahora toca…, creo que lo conseguí, conseguí que un hombre cargado de la timidez que da la humildad, fuera el máximo protagonista de la puesta de largo de su empresa.
Un día un amigo, escribió de mi…. Arquitecto de sueños ajenos
Este amigo, supo explicar cuál ha sido realmente mi trabajo en La Colegiala, escuchar, escuchar, escuchar y darle forma a lo escuchado, no, yo no he creado nada, yo solo le he dado forma y en todo caso, lo he comunicado, pero el creador no era yo.
Arquitecto de Sueños ajenos Luis Tesón Director de Marketing de Panadería La Colegiala
Pero ¿por qué hoy tenía necesidad de hablar de mi?, ¿a que vienen estos recuerdos?, muchos me preguntan, ¿por qué te están dejando el pelo largo otra vez a tu edad?
Hoy se pone en marcha otro sueño de Manuel, otro sueño que nos acompañó en muchos cafés, un sueño del que surgieron cientos de cometários, pero del que me quedo con uno de ellos, “cuando pongamos esto en marcha, TU y YO………” ahora esas palabras quedan entre nosotros maestro, porque los dos sabemos que un sueño nos llevaba a otro, una meta conseguida, no era el fin, era el comienzo de otra carrera por conseguir otro sueño.
Hoy tus nuevas instalaciones se ponen en marcha, ya te puedo confirmar, y no dicho solo por mí, que es la panadería artesana más grande de España, espero algún día poder hacer la inauguración que tu mereces.
Como pasa el tiempo maestro, lo “viejo” deja paso a lo “nuevo”, los “mayores” dejamos paso a los “jóvenes”, no, ya no me quedan 20 años más de tiempo para ayudar en más sueños, ni tengo las mismas fuerzas que hace 20 años, pero sí me queda muchos recuerdos de lo que han sido para mí, los mejores años de mi vida, tanto en lo laboral como en la amistad y confianza que un día me regalaste y en lo mucho que me enseñaste, no cambiaría estos 20 años por nada del mundo.
Y no soy yo solo el que tiene estos sentimientos, dejaste aquí un impresionante equipo que sigue recordándote a cada paso que da, son muchos, todos, pero por poner unos ejemplos:
Ayer Toñi, tu Toñi me decía en la puerta de las viejas instalaciones, Luis tengo ganas de llorar, como me gustaría que estuviera aquí, Luis, ¿te acuerdas del día…? Hoy al verla entrar a las nuevas instalaciones, Toñi llevaba una sonrisa llena de orgullo.
Al llegar me estaba esperado Jose, “la Jose” como siempre la hemos llamado, me dice, Luis ¿Vas a bajar a la panadería? Refiriéndose a las viejas instalaciones, seguramente sí ¿por qué?, hemos dejado en el horno de Leña algo para Manuel.
De los trabajadores de La Colegiala para Manuel
Nadie da un paso sin ti
Tus hijos Maribel, Juanma, David y María han trabajado como no imaginas para que esto hoy esté en marcha, sin desviarse nada de tus líneas marcadas, hoy me voy a permitir pedirles algo a los cuatro… y hacerlo delante de ti….
Chicos, ups, perdón jefes, Maribel, Juanma, David, María, cuando algo se hace viejo, no necesariamente hay que jubilarlo, seguro que sigue siendo útil. Si lo viejo dio todo lo que esperabais, no le deis cualquier fin, darle el fin que merece, darle algo acorde con lo que vivió. Esas viajas instalaciones lo merecen TODO, os han visto crecer, nos han visto reír y llorar, aquel SUEÑO, aquel “MUSEO DEL PAN”, aquel apretón en el nudo de la corbata, tan grande como el nudo que tengo yo todo el día en la garganta, merece una recompensa, os sugiero las mismas cosas que le sugería a vuestro padre y que nacían de nuestros cafés, de sus pensamientos en voz alta, en las antiguas oficinas, podemos poner “el día que se haga” las oficinas de la FUNDACION MANUEL BAÑOS, una Fundación que seguirá dando tanto, regalando ilusiones, como siempre ha hecho nuestro Maestro y en la antigua fábrica, podemos juntar a jóvenes que quieran aprender un oficio, “ESCUELA DE PANADEROS” con mayores jubilados que quieran recordar su oficio “TALLER DE PANADEROS JUBILADOS”, la ilusión y la experiencia en el mismo espacio, algo jamás visto, algo grande.
Ahora ya sabéis porque me estoy dejando el pelo largo, empecé con el pelo largo, y tenía que empezar de nuevo de la misma forma, algo que quizás solo entendamos dos personas
Manuel, mi coleta y yo, seguimos aquí.
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