OBESIDAD INFANTIL
En algunos casos, la obesidad puede deberse a dificultades para controlar la cantidad de alimentos que se ingiere, es decir, niños que comen mucho y tienen escaso autocontrol. Para ellos puede ser adecuado un tratamiento psicológico de apoyo, como programas de modificación de conducta, que tendrán que aplicar los padres. En los casos extremos, los niños obesos pueden desarrollar problemas emocionales secundarios de cierta gravedad, como trastornos ansiosos y depresivos, que a la vez dificultan la disminución de peso. En estos casos es necesario tratar primero estos problemas asociados. El planteamiento del tratamiento del obeso infantil difiere notablemente del que se realiza en el adulto. En primer lugar, es muy importante que los padres entiendan que la base del tratamiento es conseguir que la familia cambie los hábitos alimentarios. No se puede pretender que dentro del núcleo familiar sólo el niño cambie de hábitos mientras el resto de la familia continúa con los antiguos. Los hijos tienden a identificarse con sus padres, lo que les lleva a imitar el comportamiento de sus progenitores; por consiguiente, en el futuro los hijos reproducirán los hábitos de sus padres y no los que los padres han intentado inculcarles. Esto conlleva que es importante que toda la familia siga una alimentación lo más equilibrada posible, de cara a evitar el exceso de peso de los niños. Los tratamientos que debemos aplicar a los niños se reducen a preparar una dieta global para toda la familia en las comidas que se hagan conjuntamente, planificar las comidas que de forma regular se hacen individualmente, como son las de media mañana y la merienda, y aconsejar el aumento de ejercicio físico, pero respetando la voluntad del paciente por pequeño que éste sea. La parte de la dieta que sea conjunta con el resto de la familia tendrá que ser pactada con el niño y la familia; las comidas que realice de forma individual serán negociadas con el niño y se aconseja ceder en algún punto para que éste tenga algún aliciente y esté más motivado.
Consejos para controlar mejor la alimentación de los hijos y evitar la obesidad: • Reducir al máximo o prohibir las chucherías, la bollería industrial y la comida basura. Que sean la excepción y no la norma. • Aumentar y estimular la actividad física y hacer deporte al aire libre una hora al día, como mínimo. • Siempre que sea necesario, el niño deberá seguir una dieta controlada por un especialista en nutrición y dietética. • Quitar horas de televisión y de juegos sedentarios. • No saltarse ninguna comida: desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena. • No sustituir los clásicos almuerzos de bocadillo por bollería industrial. • No hacer cenas rápidas de hamburguesas o pizzas y optar por algo un poco más elaborado o ensaladas. • Masticar despacio los alimentos. • Enseñar al niño a no compensarse ni gratificarse con las golosinas o chucherías. • Tener siempre a mano frutas y verduras para que el niño tengo fácil acceso cuando tenga hambre. • No dejar que desarrolle otro tipo de actividades mientras come (ver televisión o jugar con los videojuegos…). • Llevar una dieta equilibrada que siga la pirámide de alimentación. • No obligarles a comer mucho porque hay edades en las que se necesita menor cantidad. • Predicar con el ejemplo en todos los aspectos. Los niños aprenden lo que ven en casa, ya que los padres son el ejemplo a seguir.